lunes, 17 de noviembre de 2008

ELIMINADOS

“En un partido raro y extraño en el segundo tiempo, Millonarios no pudo sostener el cero en su valla y, con el gol de La Equidad en Techo, resignó cualquier posibilidad de entrar dentro de los Ocho semifinalistas. Otra vez será… ¿Pero es justo que los directivos y jugadores sigan estafando a su hinchada?”

Millonarios, antes de empezar el encuentro, sabía que era ganar o ganar, y no por un margen menor: lo debía hacer por más de tres goles si no quería depender de nadie. Como si fuera poco la hazaña inició muy temprano: Helinho toma una pelota servida desde la banda izquierda para anotar el gol apenas transcurrían 30 segundos de encuentro. Aún así, Millonarios en la mayoría del partido no tuvo la pelota la mayor parte del tiempo del cotejo: parecía un equipo pequeño, que no arriesgaba y que tuvo en Javier Araújo el gran conductor que el azul necesitaba durante todo el semestre. Así, en los pies de él, nace el segundo gol convertido por Rafael Robayo a los 20 minutos del encuentro. “Esto está cocinado”, se dijo en la tribuna, y así nos fuimos al descanso con la esperanza más que intacta para entrar sin depender de otro resultado.

En el segundo tiempo, las cosas fueron a otro precio: Javier Araújo sale lesionado y lo reemplaza por Mauricio “Café” Mendoza, quien tuvo un rendimiento aceptable en tres pelotas, todas con dirección al arco. Pero el equipo se desplomó: esa tromba que parecía el azul en la parte inicial se confundía en la mitad del campo; Helinho, quien anotó el gol inicial, se quedó poco a poco y su aporte con sus pases fue nulo; Gerardo Bedoya, quien fue impecable en el primer tiempo, lució descoordinado con sus pases; el medio campo regaló todo para que Néider Morantes deje servido un balón con el que la visita descontaría. Y ahí, en ese gol, era que se necesitaba la casta para que Millonarios, el Trece veces Campeón de Colombia, demostrara de qué estaba hecho. Pero no fue así… pases imprecisos, las pelotas de gol no entraban, los remates por fuera del área eran simples sustos que no pasaban a mayores y la ilusión azul, de la hinchada, se desvanecía poco a poco. Como si fuera poco, La Equidad en Techo, marcó un gol que le bastó para entrar a los Ocho y con ese mismo, nos dejó por fuera de las semifinales. Pero la culpa no es de La Equidad: es, obviamente, del Club Deportivo Los Millonarios.

¿Qué se debe hacer para enfrentar esta crisis millonaria? Hasta la saciedad se le ha hecho a entender a los directivos, jugadores y cuerpo técnico que este equipo no es el más chico de todos y que siguen jugando con la ilusión de la gente. Si tuvieran un poco de dignidad, los Directivos, empezando por su Presidente, Juan Carlos López y toda su comitiva deben renunciar inmediatamente; Luis Augusto García, mientras esté metido dentro de las toldas azules, será un símbolo de mal agüero para la institución millonaria. Hay un caso especial con los jugadores y el cuerpo técnico, empezando por el profesor Oscar Héctor Quintabani. A él le trajeron todos los jugadores que pidió, trabajó con ellos, los puso en orden y cintura, pero al parecer eso no fue suficiente. Los jugadores, cuando debían responder ante su público, pareció que se “pararon” dentro de la cancha. Algunos tuvieron los huevos y cojones para entender que esta camiseta se respeta y tiene historia. A fin de cuentas, si se van los directivos, por ahí derecho se va el técnico y la mayoría de jugadores. No sabemos quienes se deban ir o no, pero lo cierto es que el objetivo mínimo de entrar a los semifinalistas no se cumplió y eso es un fracaso, teniendo en cuenta que el equipo que se formó, con todas sus contrataciones, ha sido uno de los más costosos de la historia, no sólo de Millonarios, sino del torneo local. Primero que se vayan los directivos, la cabeza administrativa, y luego que se decida por una democratización del Club. Porque este reto ahora no es sólo de dos o tres personas, sino de toda una hinchada que está alentando y llevando siempre a su equipo a donde merece. Un año más de fracasos, un año donde no sabemos qué es estar dentro de una semifinal, un año alimentando una ilusión que no generará dividendos a largo plazo, una año más para sumar a los veinte que andamos sin título. Si seguimos siendo grandes es por nosotros mismos, por la hinchada, que nunca abandona.

Leímos en un trapo del club Chacarita Juniors, en un partido jugado la semana pasada en la cancha de Platense contra Talleres de Córdoba (ambos equipos del Gran Buenos Aires, en Argentina): “Cuando África y China se junten, hasta ese día te dejaré de perseguir”. Así piensa la Agru-Pasión Gallina: nos debemos a esto que fue construido de forma altruista, de forma fervorosa, que tiene una estampa, que alienta sin parar y que da con la esperanza de recibir. Pero que se vayan todos primero, y que no quede uno solo.

Por último, la Junta Directiva de la Barra quiere agradecer, de forma individual, a cada uno de sus socios, nuevos y antiguos, por su coraje, valentía, respeto, no violencia, aguante y muchos, pero muchos huevos. Nos alistamos a celebrar el Primer Año de labores y proyectos dentro de la Agru-Pasión Gallina. A todos, amigos, compañeros, compinches, viajeros, gracias y mil gracias por hacer parte de la Familia Gallina. Este blog tendrá una entrada más la siguiente semana y así culminaremos labores por este año: queríamos continuar pero no se dieron los resultados y el equipo no ayudó. Siempre queremos dar más, pero Millonarios, de la mano de dirigentes que no quieren al azul , no deja.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

QUE EL EMPATE NO MATE LA ILUSIÓN...

“En un lánguido empate a ceros, de no ser por dos jugadas de gol anuladas al visitante, Millonarios quedó muy mal parado en la tabla de posiciones con un discreto octavo lugar. A batirse como hienas contra el Bucaramanga el domingo”.
Absoluta desazón después de las 8 de la noche del domingo pasado se sintió en el alma y corazón de la hinchada gallina. Después de entender en la tribuna, hasta la saciedad, que los equipos que juegan con Millonarios lo hacen siempre atrás, se vio el resultado en la cancha: un equipo que no tiene el volumen de ataque de fechas pasadas (y si lo ha tenido, pues se olvidó); no hemos pasado de más de un gol, sea para aumentar el marcador o por descuento, en las últimas siete fechas (salvo el partido con Huila a mitad de semana). Por esa razón, las caras de tristeza y rabia se volvieron a apoderar de la hinchada azul. Y es que no es para menos: no se ha ganado un solo clásico en el presente semestre, que Millos tiene un pie afuera de los Ocho de Colombia, que Millos no convence y que tiene, al parecer en la banca, la solución a los problemas, o por lo menos eso pensó Quintabani cuando envió a Javier Araújo a la cancha siete minutos antes de acabar el segundo tiempo…

El equipo de la ciudad de Manizales, mezquino en su planteamiento con ocho jugadores en menos de cuarenta metros, generó dos opciones de gol de contragolpe (¡Ay, Hurtado! Cómo haces de falta…) contra una defensa que justo en esas dos jugadas no pudo achicar; si no es porque una se bajó con la mano y otra fue evidente fuera de lugar, seguramente no estaríamos con un empate que duele, sino con una tristeza que empañaría los ojos de la parcial millonaria. Un equipo que luchó, Millonarios, que intentó, que tuvo buena asociación en todas sus líneas, pero que le cuesta hacer un gol (¡Y cómo!) porque las intenciones se quedan en eso. Al parecer el profesor Quintabani no entendió que con cuatro defensas que parecen centrales, por su altura, Helinho no era para esa posición: se necesitaba un jugador como el panameño Tejada que fuera al choque, y no el brasilero que aunque lo ha hecho bien salía “en átomos volando” cada vez que disputaba un balón. El medio campo estuvo bien, algunas pelotas en falso, pero más por presión y “mea culpa” ante ellos mismos; una defensa que jugada en dos opciones de gol anuladas y que no costaron, gracias al Todopoderoso; una delantera que todavía deja dudas, pero que no deja de trabajar bien. Capítulo aparte, como lo han podido notar, con el 10 millonario. Si Jonathan Estrada no está enchufado, entonces el equipo parece que no camina; pero con dos jugadas fantásticas, que terminaron en cabezazo, seguro que dejó una impresión aceptable.

¿Qué será peor: que Millonarios vaya a completar nueve (¡¡¡NUEVE!!!) años sin ganarle al equipo de Manizales en el Campín, o que estemos con un pie afuera de los cuadrangulares de final de año? Cómo pesan los partidos que se podían ganar en el Nemesio, cómo duele ver el desperdicio de oportunidades, cómo duele ver a un grande (EL MÁS GRANDE) rogando y haciendo cuentas para estar en esa semifinal, cuando debe ser una obligación para ellos. Es que acá, parece, que otra vez la sombra de los premios se vuelve a acercar; no nos gustaría pensar que Bedoya u otro más “paradito” dialogue con el Presidente López para preguntarle, al menos, cuánta plata se les puede pagar a todos por pasar a semifinales. Si es así, mejor no clasifiquen. Porque esto no es de premios o plata: se trata de hinchada fiel, que acompaña siempre en masa al, todavía, más veces campeón del país; se trata de gloria deportiva, para ellos mismos (porque si quisieran progresar en su vida y salir del país, saldrían campeones para emigrar, al menos, a México o Argentina).

Para terminar: no habrá señal exclusiva para el partido del domingo a las 3:30 de la tarde en Bucaramanga. Recordemos que si Millonarios quiere entrar, al menos, debe empatar por fuera y obligarse a ganar contra el Envigado, otro “coco” más. Los dos equipos que se deben enfrentar al azul luchan sólo por la “bobadita” de quedarse en la Primera Categoría del Fútbol Colombiano. ¿Serán de poca monta los partidos para Millonarios? Que el fantasma de la plata, otra vez, no acabe con la ilusión de la hinchada más sedienta de títulos y alegrías.