domingo, 19 de abril de 2009

QUE TRISTEZA...

Para tratar de hablar del miserable partido de la tarde de hoy (parto, para ser más exactos) podría ser un desatino completo; un equipo lleno de payasos miserables, salvo dos o tres, que solamente vienen por el dinero y tratan a toda costa de robarse el dinero que nosotros, con esfuerzo y sacrificio conseguimos cada fin de semana, les damos para que nos salgan con semejante payasada. Puede que estemos influidos por los mismos comentaristas radiales de siempre, influidos por los jugadores, influidos por los directivos y hasta el cuerpo técnico, pero ¿cómo es posible que en la semana digan que “nos jugamos una final, nos romperemos por la camiseta, daremos todo por la hinchada”, cuando demuestran en el terreno de juego que son unos pendejos, que les pesa la camiseta y que juegan, sin saberlo (aunque no creo que no estén enterados), con el sentimiento de la gente?

Basta de tanta estupidez, de tanta tozudez, de tanta explicación barata que lo único que hace es seguir dividiendo a la gente; creen los directivos mediocres que las campañas se realizan firmando convenios con empresas multinacionales mostradas como “logro” en una Asamblea de Accionistas; creen los jugadores que por vestir la camiseta del equipo fundamental y piedra angular de nuestro torneo local entonces ya “la hicieron” en grande y ahora pueden aspirar a tener un mejor carro o casa; cree el cuerpo técnico que por sacar campeón a un equipo dos veces y a otro por mérito entonces el esquema táctico sirve “a la perfección”. Que mentira. Que mentirosos. Que payasos, miserables, pacatos, vende-humo, mentirosos, cínicos y mil cosas más que no vale ni la pena escribir. No hay nada nuevo, no hay nada cierto, no hay ni sombra de tanta gloria falsa y mentirosa por la que llegaron.

Para quienes le gastamos tema a Millonarios ya terminamos desgastados de ver tanta estupidez junta: no sería una mala idea dejar de ir al estadio, porque hasta con nuestro bolsillo han tocado (si, señor lector: ¡le están sacando la plata de su billetera, cuenta, bolso!); han jugado con nuestra pasión, no nos han dejado ver una. Y cuando vinieron técnicos preparados, fogueados, con alguna idea diferente, nos los dejaron jugar porque “eran recreadores”. Y cuando pasaron sendos jugadores por nuestras filas, o los echamos como perros o simplemente “no sirvieron”. El cáncer nos sigue carcomiendo, llámelo como usted quiera, pero más allá de sentar un precedente es necesario e imperioso saber que acá, este circo, dejó de tener payasos para tener burladores, arlequines, entretenedores de noventa minutos, poco hombres, saltimbanquis de medio pelo. Mejor pongan a jugar a la cantera. Bueno: eso es un decir, porque uno de los cáncer que dirige o manipula este Club es el responsable de la misma. Que tristeza.

martes, 14 de abril de 2009

UN PUNTO EN CARTAGENA Y DE LA CAMISETA DE LA DISCORDIA

Creemos que hablar de un partido que se transmite por radio es más que ilógico, puesto que no se debe hacer por la misma razón expuesta: no se estuvo presente o al menos no se ha visto por televisión o internet. Creemos, también, que Millonarios no perdió en Cartagena (ese es el resultado visto) porque sudó en la cancha la gota gorda, porque se esforzó y, de los tres partidos que le quedan de visitante, en ellos no perdimos por cualquier marcador. Es casi imposible que se pueda nombrar a un jugador como el mejor del partido, pero es de rescatar, de acuerdo a todas las transmisiones, que Efraín Cortés, el central más rápido del país (palabras de Juan Carlos Osorio, otrora técnico del azul) fue quien tuvo el mejor desempeño por jugar lesionado y en buena forma. Mas allá de juzgar quién mete o no dentro de la cancha, se escuchó del periodismo en general, que Carlos Marinelli tuvo un mejor compromiso que los anteriores y ha levantado, en algo, su nivel por el que llegó a Millonarios. Bien por él. Elkin Blanco, futuro prospecto del puesto de Gerardo Bedoya, también estuvo preciso en sus quites y José Cuadrado sigue siendo influyente no solo en el marcador sino en el desempeño del equipo. Un rendimiento aceptable, teniendo en cuenta que el azul no pierde hace cinco partidos, que le sigue costando de visitante; es un punto que suma y no resta.

Por otra parte, se le ha dado mucha publicidad y pluma al tema de por qué Carmelo Valencia le entrega la camiseta número 14 al juez Imer Machado; más allá de lo que diga la prensa o lo que muestren las entrevistas o similares, hay que tener en cuenta que un jugador de fútbol, cualquiera, le regala su camiseta a quien mejor le parezca. La forma en la que la hizo Carmelo no deja ningún manto de duda: lo hizo delante de todo el mundo y a pesar que por la FIFA y la International Board esté prohibido recibir “cualquier tipo de incentivo o regalo”, pero sigue generando incertidumbre en algunos. Eso se puede hacer no tanto por debajo de cuerda, pero perfectamente Carmelo lo pudo haber hecho por medio de algún ayudante de campo, sin tanto despliegue de cámaras y demás. Cada quien juzga por su condición y ahora el equipo cartagenero no sólo alega un mal arbitraje, sino que el juez estuvo condicionado desde un principio con los “heroicos”. Sigue dando tristeza ver cómo se siguen manipulando las informaciones y los periodistas no hacen noticia: simplemente van en aras de seguir destruyendo, pero la hinchada se debe acomodar a todo.

Por último, el próximo miércoles el equipo de Copa Colombia se enfrentará a Academia F.C. de Bogotá a las 7:30 de la noche en el Campín; Millonarios es líder del grupo y qué mejor incentivo no sólo el precio de la boletería (a mitad de precio de Copa Mustang) sino ver que volvemos a ser líderes. El encuentro contra el Boyacá Chicó será el juego de fondo el próximo domingo cerrando jornada. A seguir alentando la camiseta, a seguir demostrando nuestra pasión por lo que queremos. Si Millonarios quiere entrar, tiene que ganar todo de acá en adelante. Ojalá sea así.

lunes, 6 de abril de 2009

UNA VICTORIA MERECIDA. EL PODER DE LA PALABRA

La antesala del partido era la mejor: tarde soleada desde el medio día, asistencia masiva de parte de toda la fanaticada azul, algunos hinchas del Cali y otras cosas, diferentes al partido para resaltar.

Desde el punto de vista deportivo, Millonarios fue superior a su rival y punto; así de sencillo: las líneas del azul no fueron mezquinas como la del rival, que aplazó por más de cuarenta minutos el inicio. Volviendo al fútbol, Millonarios planteó un partido interesante desde el inicio: quitarle la pelota al rival, buscar en Carmelo Valencia la posibilidad de anotar por zona derecha y Milton Rodríguez, que sigue negado con el gol en Copa Mustang, haciendo la función de pívot. El ingreso de Rafael Robayo por el joven sub-18 (que se tiene que reevaluar de forma urgente, porque no genera nada de confianza y expectativa en la hinchada) fue el esperado: hace la función de marca con Gerardo Bedoya, quien ha sido, sin duda alguna, el jugador superior, de huevos, de temple, de casta. La defensa se portó a la altura y en el primer tiempo el arco de José Cuadrado no ser vio inquietado por la delantera azucarera. Así, de un descuido en defensa, en un balón parado, Millonarios acertó al gol con el “Tutunendo”, quien no convertía hace un mes para el embajador. Así planteado el partido, Millonarios se fue al vestuario con una tranquilidad pasmosa, porque el encuentro no fue el esperado: de regular hacia abajo. Para la etapa complementaria, el azul se queda con diez hombres por la expulsión de Rubén Bustos, de regular partido, en una jugada que por intención si debió ser roja directa, pero en repetición no era para tal (es en ese momento es donde necesitamos, también, la ayuda de la tecnología, porque la expulsión fue injusta). Con uno menos, Millonarios no se aplastó, no se vino al piso, pero por dejar línea de tres en el fondo, el elenco verde del Valle del Cauca se vino sobre la parcialidad azul. Carmelo y Milton tuvieron dos imperdonables y Gerardo estuvo en dos oportunidades inquietando al arco rival (un cabezazo y un balón de rebote). Aún así, Millonarios nunca renunció al ataque, pero se pidió tiempo tanto desde la tribuna como de la cancha; tuvieron que pasar casi cinco años para quitarnos esa falsa paternidad. Como están las cosas, Millonarios ha ganado el primero de los siete titánicos partidos que debe sumar de tres para poder ingresar al grupo de los ocho; cabe recordar, si miramos la tabla, que el primero tan solo le lleva tres puntos al octavo y nosotros estamos a seis del octavo. El torneo no ha acabado y si se ha de morir, que sea con las botas puestas.

Por otra parte, es indignante ver que el espectáculo del fútbol se empañe de semejante forma. Mas allá del repudio que se pueda generar por lo acontecido antes del encuentro con el bus del Deportivo Cali, lo que cabe anotar es que la responsabilidad no es del Club Deportivo Los Millonarios; es la Policía Nacional Metropolitana la encargada de darle un esquema adecuado tanto a jugadores como hinchas visitantes. Pero igual queda la otra cara de la moneda: ayer, ingresando las cosas, a nosotros nos ha tocado darle la vuelta a todo el Nemesio Camacho porque la misma fuerza armada y policial no pueden controlar a los seguidores visitantes. El estadio no es de ellos, es de todos, y nosotros tenemos tanto o más derecho a pasar por donde nos convenga y no porque se puedan “producir problemas” con los visitantes, cualesquiera que sean. Inaceptable la conducta del ente policíaco bogotano y más cuando se habla y se especula demasiado.

De forma última, queremos lanzar la siguiente reflexión a todos las personas que leen nuestro blog: ¿han visto ustedes que todas las noticias del día han sido relacionadas, en la parte de deporte colombiano, con el incidente del ladrillo, Juan Domínguez, su golpe y demás? Bueno: viendo las noticias, más exactamente de RCN Televisión, se nota que todos están en contra del equipo embajador y se está estigmatizando a todo hincha con una camiseta azul como delincuente. Le queremos recordar a toda la opinión pública que ser hincha NO ES NINGÚN DELITO, y como tal pedimos respeto a todo “periodista” o que se hace autodenominar así, para con los que vamos sagradamente al Estadio. El presentador del medio día del Lunes 6 de Abril por RCN Televisión fue uno de los que más estuvo hostigando a la Secretaria de Gobierno, Clara López, para hacerle creer a la opinión pública que fueron muchos los que estuvieron involucrados. Ella, claramente, manifestó que fue un acto personal y unilateral, y ellos están interviniendo para dar con el paradero del hincha agresor. Juan Domínguez, el jugador implicado en el lamentable y repudiable hecho, manifestó que era cuestión del bus: más equivocado no puede estar. ¿Cómo es posible que en una ciudad como Bogotá, el Distrito Capital, envíen sólo dos motociclistas a escoltar a un bus, cuando se sabe que tanto la hinchada visitante como la local es violenta? El problema, reiteramos, es de esquema de seguridad. Y aparte de estigmatizar, de volver un “ladrillazo” un tema del día en prestigiosas emisoras nacionales, de dejar por el piso la victoria millonaria, de dejar por el piso el respeto que tenemos como ciudad, ahora escuchamos a Carlos Antonio Vélez, comentarista de RCN Radio y RCN Televisión, diciendo que al Club Deportivo Los Millonarios le deben suspender la plaza por lo menos seis fechas; es inaceptable que el periodismo haga eso: ¿por qué no hablan de los problemas de Medellín, de la Costa Atlántica, de Ibagué, de Neiva? ¿Por qué no muestran “la otra cara de la información? Un periodismo estúpido, con mucho campo y poca profundidad, está tomándose el país entero; no hay un debate que construya. Sin embargo, y desgraciadamente, todos los ojos están puestos en nosotros por una sencilla razón: somos la Capital del país y somos hinchas de Millonarios. De eso, sólo por eso, es que “comen” todos. Pero nosotros NO SOMOS LA COMIDILLA DE NADIE. Exigimos, como Barra organizada y de carácter Independiente, respeto por nosotros y por nuestra pasión. No somos delincuentes, no somos seres que dañen a la sociedad; somos hinchas de un equipo de fútbol, el más grande de nuestro país, que merecemos respeto. Hay que aprender que la violencia no solo nace del estadio o de una camiseta: también está impregnada en periodistas sin peso, que lo único que hacen es hostigar e incitar a la gente. Si no creen, ingresen a cualquier página web de todos los connotados periodistas colombianos (ya las mencionamos uno) y vean qué tanta violencia se produce. Las guerras no nacen de un acto armado: también de la palabra, el poder de la palabra. Ahora ustedes, hinchas y lectores, tienen la palabra.