El Club Deportivo Los Millonarios empezó con pie derecho ante su público fiel. Ante Argentinos Juniors, con un jugador expulsado, se impuso con dos goles en el segundo tiempo. Carmelo, el "Tutunendo" y Carlitos Marinelli fueron las figuras del encuentro.
Como es costumbre, y como reza el canto de la tribuna “dejar lo que tengo que hacer / a Millos yo lo voy a ver”, la afluencia de público al Campín fue mucho menor de lo que se esperaba. Algunos desde las 2 y 30 de la tarde estuvieron presentes en Oriental para volver a sentir esa pasión de cargar un trapo, un bombo, un redoblante, rollos y demás. Luego de las requisas normales de la Policía, pudimos ingresar al estadio: sólo hacía falta esa bocanada de aire que emana pasión y sentimiento; las sillas sucias, los vendedores y sus productos a precios exorbitantes, los baños a medio asear: todo eso hace parte de la cultura futbolera de nuestro país y más exactamente de nuestro club embajador.
Luego de la espera, del riguroso tinto, de la lechona, de la gaseosa y del poco cigarrillo, llegó la hora de ver al Club Deportivo Los Millonarios modelo 2009. Los cambios son más que sustanciales y no vamos a nombrar lo que ya todos conocemos: quien entró y quién salió. Pero lo más importante de la noche anterior fue no sólo la asistencia de más de 20.000 almas azules, sino los juegos pirotécnicos, dignos de un recibimiento más que innegable.
La noche bogotana se tiñó de azul, a pesar del primer tiempo para olvidar dentro de los seguidores: a eso de los primeros 20 minutos la hinchada comenzó a presionar con el “movete, Millos, movete”, pero aún así los jugadores no reaccionaron. La pelota le pasaba a Jonathan Estrada entre las piernas y no lograba equilibrar sus deseos de ir hacia el arco contrario; Robayo lució confundido por largos pasajes del primer tiempo; la saga estuvo más que segura y Oscar Córdoba lució impreciso por momentos con los balones aéreos, sobre todo.
En la segunda etapa, Millonarios cambió el esquema de juego, tácticamente hablando, y le dio mucha más libertad a Carlos Marinelli para que se apoderara del centro del campo haciendo diagonales y pasando después del mismo Milton Rodríguez con el balón. De una remate de Osvaldo Henríquez (de la cantera… pilas con este muchachito) surge un desborde en velocidad de Carmelo Valencia para que se tome la libertad de hacer el gol o darlo a alguien. Así fue: en ese desborde y el centro para sólo la empujara el argentino, para decretar el 1-0 parcial. Luego fue un sin fin de tocatas, pases, hasta que el panameño Tejada, en otro ataque por zona derecha, de la mano de Omar Vásquez, llega para también empujarla y hacer su primer gol, en el Campín, ante una hinchada que no da más espera.
Para resaltar: dos juveniles parecen estar dentro de los planes del profesor Quintabani (Henríquez y Vásquez), los refuerzos más allá que sirvan están al nivel que se cree es óptimo (Marinelli llegó con dudas por supuestamente estar lesionado, pero demostró que piensa mucho más rápido que Estrada, y Tejada sólo con el gol bastó), la hinchada sigue acompañando masivamente al equipo y quedó demostrado que lo importante no es el patrocinador: es arrancar bien, con estilo y mostrando jerarquía en casa.
Nuevamente la final de la segunda edición de la Copa Cafam será con los rojos de Cali: sabor a revancha, será un encuentro con 26 estrellas de por medio, pero optimistas, mas no confiados, para este partido. Hagamos un poco de memoria: Luis Tejada, el panameño, que ahora está en las toldas azules, fue el encargado de anotar al minuto 91 del segundo tiempo de esa final el gol de la victoria con la que se alzaron campeones. No hay cuña que apriete más que del mismo palo, reza el adagio.
Domingo, 3:30 de la tarde, en el Nemesio: a hacer sentir nuestra casa, nuestra localía y nuestro peso.
Somos azules, somos capitalinos, somos Millonarios.