Poca sangre. Casi nula en la tarde del Nemesio Camacho en la tarde de ayer por parte de los jugadores azules.
Con ese encabezado se puede resumir el partido disputado contra el Quindío: la antesala del partido, de normal aforo para quince mil personas, era la mejor: una tarde soleada, con algo del particular frío bogotano y la hinchada, expectante, para ver regresar al equipo de nuestros amores.
Poco se puede escribir de lo acontecido ayer: Millonarios deslucido, sin ganas, sin actitud, con errores en todas las líneas y Oscar Córdoba, como en una de sus tardes inspiradas en Argentina, logró con tres atajadas espectaculares que el arco azul no se llenara de más. Una jugada desafortunada de Iván Hurtado confirma que no sólo no encuentra su nivel sino que lleva tres goles marcados: todos en contra (dos en Barranquilla y uno ayer). Bedoya, en una pelota detenida, abrió el marcador cuando el partido se tornaba más que aburridor.
De ahí no más: para resaltar que el Quindío no fue superior sino que se agrupó mejor en el centro del campo y no le dio espacio ni a Marinelli, ni a Carmelo Valencia. Tres veces nos perdonó la vida el equipo milagro: pero de ahí, no más. Es un milagro que no los haya hecho (por intermedio de Danny Santoya).
Millonarios tendrá que levantar pronto su nivel porque de nada sirve tener al mejor patrocinador del mundo, la camiseta y ropa más costosa y bonita, si los que están en el terreno del juego no sudan la camiseta y no tienen sangre. No hace falta indicar que, como siempre, tenemos la mejor hinchada del país. Y parece que los jugadores no lo entienden.
El miércoles contra el Tolima y luego en Neiva con el Huila para terminar esta semana: se piden los seis puntos porque nada más sirve.
Con ese encabezado se puede resumir el partido disputado contra el Quindío: la antesala del partido, de normal aforo para quince mil personas, era la mejor: una tarde soleada, con algo del particular frío bogotano y la hinchada, expectante, para ver regresar al equipo de nuestros amores.
Poco se puede escribir de lo acontecido ayer: Millonarios deslucido, sin ganas, sin actitud, con errores en todas las líneas y Oscar Córdoba, como en una de sus tardes inspiradas en Argentina, logró con tres atajadas espectaculares que el arco azul no se llenara de más. Una jugada desafortunada de Iván Hurtado confirma que no sólo no encuentra su nivel sino que lleva tres goles marcados: todos en contra (dos en Barranquilla y uno ayer). Bedoya, en una pelota detenida, abrió el marcador cuando el partido se tornaba más que aburridor.
De ahí no más: para resaltar que el Quindío no fue superior sino que se agrupó mejor en el centro del campo y no le dio espacio ni a Marinelli, ni a Carmelo Valencia. Tres veces nos perdonó la vida el equipo milagro: pero de ahí, no más. Es un milagro que no los haya hecho (por intermedio de Danny Santoya).
Millonarios tendrá que levantar pronto su nivel porque de nada sirve tener al mejor patrocinador del mundo, la camiseta y ropa más costosa y bonita, si los que están en el terreno del juego no sudan la camiseta y no tienen sangre. No hace falta indicar que, como siempre, tenemos la mejor hinchada del país. Y parece que los jugadores no lo entienden.
El miércoles contra el Tolima y luego en Neiva con el Huila para terminar esta semana: se piden los seis puntos porque nada más sirve.
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