domingo, 22 de marzo de 2009

¿Y AHORA?

No se sabe qué más decir. Ante el fragor de la batalla de los dos equipos capitalinos, ninguno sacó ventaja propia, pero en el papel el que quedó peor parado fue el Millonarios de Quintabani. Un punto que no suma, sino que divide: divide la hinchada, el equipo, los periodistas. Todo el mundo quiere o parece tener una opinión diferente: son tantas las afrentas causadas, es tanto el dolor de un equipo que ya dejó de jugar, hace 21 años, por la camiseta, por el amor propio, por el dolor ajeno. No se explica, y lo dijo Amadeo Carrrizo hace corto tiempo, que quienes merecemos más respeto en el fútbol somos los hinchas. Jugadores que no les importa el sufrimiento en la tribuna, que seamos nosotros los que tengamos el sentimiento, no les importa que siempre copemos una tribuna mayor que la roja bogotana en un clásico, que los dirigentes ineptos piensen que los santafereños van a acudir en masa al Campín porque van en la punta del torneo y que hay que dividir el estadio en un “miti-miti” que sólo demuestra que están ávidos de dinero, de llenarse las arcas de lujos innecesarios, a costa de la pasión del pueblo embajador. Si son tan “avispados” para dividir el Campín, ¿por qué no piensan que aquellos compañeros de patio y ciudad no le dan plata, no le gastan una boleta a Millonarios? Por una sola razón: orgullo propio, orgullo de hincha.

No hay que hablar del partido con el Once Caldas, con el Pasto (que ni se ve por televisión cerrada), con el rojo capitalino. No hay que hablar del funcionamiento táctico del equipo (de eso sólo habla Quintabani en su tozudez, en su vasta experiencia, en su “porte” para conducir un equipo de fútbol que parece de barrio), no hay que hablar de las individualidades (¡gracias a Dios, Tejada convirtió UN SOLO GOL!), no hay que hablar de lo que se perdió (el semestre, por si no estamos hablando el mismo idioma). Ahora hay que re-pensar (qué palabra tan vasta) el futuro del segundo semestre de este año. Porque ahora, con nuestro sentimiento, ya jugaron bastante. Y nos dicen por la radio, más exactamente Antonio Casale, en la transmisión del Rock And Gol de Radioactiva (97.9 FM) que “el 31 de marzo de este año Millonarios, en Asamblea, dará la noticia que todos estamos esperando: que el Club Deportivo Los Millonarios será Sociedad Anónima. Pero eso, hasta ese día se confirmará” Qué irresponsabilidad: dar una noticia sin confirmar. ¿Para qué nos siguen ilusionando, jugando con nuestro derecho a nuestra felicidad altruista? No será, al parecer, nunca una completa justicia.

Quince días de para: para entender que no somos ni la pobre sombra de nuestra gloriosa historia. Repudiando el presente, añorando el pasado, reza un trapo en Oriental. Terminamos con palabras de Leo Farinella, Jefe de Redacción de Olé, diario deportivo de mayor circulación de la República Argentina, hincha furibundo de River Plate, sobre la derrota de River con Nacional en Montevideo. Es el fiel reflejo de nuestro dolor presente: “(…) pero son tantas las derrotas, tantos los golpes, que ya tenemos la nariz achatada y los pómulos hinchados. Nos vienen llenando la cara de dedos y no siempre se puede encontrar, en medio del fragor, una explicación coherente”. ¿Y ahora? Basta. No más. ¿Hasta cuando?

martes, 10 de marzo de 2009

UN CLÁSICO PERDIDO

Millonarios se enfrentaba a un alicaído verde de Medellín con la consigna de ganar el super clásico del fútbol colombiano contemporáneo; sin embargo, la falta de precisión para anotar se hizo evidente. Y nos convirtieron. Esto todavía no tiene pies ni cabeza.

Desde la semana que se supo que Millonarios sería visitante en Medellín contra los verdes todo el mundo empezó a especular; y mucho más cuando los dos equipo más importantes de esta etapa contemporánea de nuestro fútbol están, todavía, coleros sin despegar.

Millonarios viajó con la ilusión de ganarle a un equipo que no tiene identidad, que carece de jerarquía hacia su público y que, aprovechando el apoyo de toda aquella ciudad, por fin pudo volver a jugar ante público. Los jugadores de Millonarios restaron importancia ante tal partido; tanto que los mismos ex verdes (el profesor Quintabani y Carmelo Valencia) no estuvieron concentrados en ellos sino en el presente del club embajador.

Entrando de lleno al primer tiempo, Millonarios supo controlar la pelota durante los primeros 35 minutos; abrió espacios, creó opciones de gol pero se equivocó al dejar al Tutunendo solo en la delantera millonaria y no aprovechó los espacios con Luis Tejada, quien convirtió dos goles en el partido de Copa Colombia contra La Equidad. El medio campo lució ordenado, sin afugias, sin desentonar. Jonathan Estrada estuvo mucho más claro durante estos minutos y eso permitió que el mismo estrellara un balón en el horizontal en remate desde fuera del área. La intención de Millonarios siempre fue atacar y nunca esperar al rival dentro de su campo; los delanteros presionaron bien, sin molestias. Aún así, eso no bastó y en los últimos diez minutos Millonarios empezó a ceder el balón y no se esperaba una reacción más que positiva de parte de ellos.

El segundo tiempo es para olvidar: no hubo claridad en la entrega de los balones, los centrales tuvieron momentos de desconcentración, Jonathan y el mismo Gerardo Bedoya se perdieron por pasajes largos de partido, sumado a los otros dos cambios. Sherman Cárdenas, juvenil de 19 años, debutó con el equipo profesional (ya lo había hecho en Copa Colombia con gol) y no fue el diez neto que Millonarios esperó para este tipo de clásico. Luego, en una decisión técnica increíble, el profesor Quintabani envió a la cancha a Milton Rodríguez, que sigue sumando minutos sin anotar y sin ser determinante en el equipo. En varios momentos, el verde paisa se adueñó del balón y mostró a José Cuadrado seguro e inspirado en la valla visitante; en un tiro de esquina, ellos aprovecharon la desconcentración en marcas personales y fue cuando el gol hizo presencia. Aparte de las fallas arbitrales que se presentaron durante todo el partido (el central no supo manejar el encuentro y mucho menos sus tarjetas amarillas o rojas), el claro penal cometido deja mucho que desear. No se pierde por el árbitro, aclaramos, pero la incidencia es notoria; el mismo Quintabani y Bedoya, al terminar el encuentro, decidieron reclamarle airadamente al juez, pero nunca hubo respuesta.

¿Qué se le puede decir a la hinchada ahora? Al parecer, nada. Hubo silencio de muchos jugadores el lunes: algunos con cara triste, sin ganas de hablar a los medios de comunicación (Estrada, Bedoya con algún periodista y el mismo Quintabani) no estuvieron atentos a la prensa y prefirieron guardar silencio. No es para menos: se pierde el clásico, de visitante, y Millonarios nada que reacciona. Cada vez nos alejamos más de la posibilidad de entrar a los cuadrangulares semifinales.

Por otra parte, la Agru-Pasión celebró el Primer premio al Mejor Jugador del mes. Este reconocimiento, no sólo por sus goles sino por su calidad humaa, fue entregado a Carmelo Enrique Valencia. Esto fue hecho en votación de todos los Socios de la Barra. Le agradecemos por hacer presencia en la cena que se ofreció al noroccidente de la capital, junto con su familia y varios Socios de la misma; este premio se entregará cada mes y será una institución dentro de nuestra Barra Independiente.

El próximo domingo, a las 5:30 de la tarde, será contra el “blanco blanco” de la ciudad de Manizales en un duelo de necesitados. Como siempre, nosotros no fallamos. Esperamos que el equipo tampoco.

lunes, 2 de marzo de 2009

UN RESPIRO DE TRES PUNTOS

Millonarios tuvo un respiro: por fin. Una genialidad en un saque de banda, con taco incluído de Jonathan Estrada, para que Carmelo Valencia anotara el gol que le da al azul una nueva esperanza. A ganar en Medellín, con los verdes, en el primer clásico del año.

El ambiente estaba enrarecido: pocas personas en las inmediaciones del Nemesio Camacho, los mismos de siempre de las Barras, tanto Independientes como de la UNIBAM, a la espera de la entrada a la hora señalada, pero nada de rollos, nada de fiesta. Y es que no era para más: Millonarios marchaba penúltimo en la tabla de posiciones, con un solo punto de doce posibles. Las protestas y los volantes de “boicot” para no entrar al Campín fueron el pan de una semana donde se dijo todo lo posible del azul: jugadores parados, directivos incompetentes, cuerpo técnico permisivo, declaraciones de un lado y otro. Nada, al parecer, podría ser peor; pero apenas la bola rodó en el Nemesio, otra voz apareció.

En el primer tiempo, Millonarios se adueñó del balón, de la tenencia de la pelota y a pesar de los intentos de un desesperado Milton Rodríguez, el gol no aparecía; sólo destellos de orden, de táctica, de disciplina de los dirigidos por el caballero Quintabani. A escasos 20 minutos de acontecida la primera parte el jugador Carlos Marinelli se encuentra lesionado y en su reemplazo entra un canterano, alguien de la casa, un jugador diferente: el niño Alex Díaz, después de su periplo por Torneo Suramericano, para darle más orden y profundidad al ataque embajador. Los motilones, por su parte, decidieron que lo mejor era defender y vaya que lo hicieron bien; si algo hay que rescatar del profesor Jorge Luis Pinto es el orden con el que se defiende y con el que ataca. En varias oportunidades mostró destellos de toque de balón y sólo con pisarlo se llegaba al arco embajador, pero un José Cuadrado inspirado permitió que los cucuteños no se fueran en ventaja.

Con más dudas que certezas inició la parte complementaria. Millonarios salió a no perder, por lo menos. Errores en las líneas defensivas, poca recuperación de balón, se le da espacio al rival y por poco nos anotan. Pero cuando todos firmábamos el empate y la tribuna explotando (por no decir que está reventada), Millonarios sacó un as de la manga. En un saque de banda, por el costado oriental, el balón pasa por los pies de Estrada, quien estuvo deslucido por momentos, y en un taco genial se la da a Carmelo, el que anda dulce con el gol, para que ponga a delirar a los hinchas fieles que nunca abandonan el equipo. En ese momento, Carmelo le dedica el gol al caballero Quintabani, vilipendiado, criticado, insultado; una muestra de unión, de liderazgo y de respeto a quien, bien o mal, ha hecho su trabajo y ha sido el bastión para esta nueva etapa. Millonarios no ha resurgido: le falta orden táctico, le faltan jugadores como Alex Díaz, jugador del partido junto a José Cuadrado, que sienten esa camiseta porque fueron criados con ella.

Lo que se viene para Millonarios es el super clásico del país: con los verdes en Medellín. Es el enfrentamiento, en buenos términos y furbolísticos, de la rivalidad moderna del fútbol en Colombia. Según la programación, será el Sábado próximo a las 8:15 por televisión cerrada. Por ahora Millonarios respira y esa bocanada de aire le servirá para henchir el pecho en aquella ciudad.

Queremos ganar en Medellín, queremos levantar la Copa, queremos ser campeones.