A veces las palabras no sirven de nada, no sirve el aliento brindado a través de un semestre que ya terminó; no sirvió el hecho de estar presente cada sábado o domingo en el Nemesio, no sirvió el apoyo brindado desde la pre-temporada, no sirvió haber hablado con jugadores y cuerpo técnico para decirles que nuestra impresión y presión en ser campeones de una vez por todas.
Un semestre que se va al traste por declaraciones de una Junta Directiva millonaria empalagada de tanta estupidez; un semestre que se va al traste porque ahora inició la preocupación por no descender (estamos a veinte puntos, señores); un semestre que se va al traste por no tener clara una política de inferiores o proceso serio de parte de la Dirigencia millonaria; un semestre que se va al traste porque ya no sirve ni el apoyo de una multinacional seria dedicada a satisfacer la hinchada con prendas que son más que costosas: significan pasión, amor propio, alegría; un semestre que se va al traste por no ganarle al verde, por no ganarle al rojo bogotano, por no ganarle a casi nadie. Y todavía hay algún iluso que piensa que podremos entrar a semifinales si hay una combinación de resultados.
Seguimos siendo vilipendeados en nuestra pasión, nos han dado con todo y de todas las formas posibles; los periodistas de cualquier índole piden un proceso, difaman de la hinchada por una piedra que nunca debió lanzarse; hablan de Millonarios porque no tienen de qué mas hablar; seguimos siendo estafados en nuestra indolencia porque ya nos cansamos de recibir tantas pedradas y presiones de un sector de la prensa por “vender” en sus blogs, en sus columnas deportivas; seguimos siendo humillados en nuestro propio dolor porque no tenemos conciencia que somos una masa y que falta organización de la misma. Hemos visto con nuestros propios ojos cómo han manoseado nuestro sentimiento: acá lo importante es manifestar que, una vez más , estamos por fuera de la fiesta final, que nuestra ciudad está por fuera del fútbol una vez más. De nada sirve implorar que se sigan robando el dinero que se da por boletería o patrocinios: acá lo relevante es decir que, una vez más, seguimos siendo el hazmerreír del país. Qué tristeza. Qué pena.
Se fue el profesor Quintabani, así como se fue Peluffo, como se fue el Pecoso Castro, como se fue Miranovic, como se fue Osorio, como se fue Lasarte, como se fue Vanemerak. Piensan en traer un extranjero, en dejar a Luis Augusto García; cualquiera que llegue, de cualquier denominación, no le servirá a Millonarios mientras sus dueños (ya ni siquiera son dirigentes) se siguen lucrando en una sociedad sin ÁNIMO DE LUCRO. Parece una contrariedad, pero es así. Acá no hay ni un sólo proyecto, no hay una idea; y quien quiere decir o hacer algo diferente no lo dejan porque, si es así, el "negocito" se cae. Se van muchos jugadores porque no han dado la talla: otros quisieron trascender, pero no se les dió oportunidad. No se confía en las inferiores porque no son capaces (si no creen, ¿entonces por qué se prestan o compran jugadores Sub-20, como Sherman o Elkin Blanco?). Acá ya no hay identidad, ya se acabaron los ahorros de la historia, ya ella no nos favorece. Hay que seguir re-pensando en una nueva identidad millonaria: ojalá algún día salgamos de esta miseria de historia. Ojalá salgamos campeones algún día.
Llegando al fondo del abismo.
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