¿Qué es peor: no ganar el clásico contra los verdes de Antioquia o seguir siendo la hinchada más amarga del país como lo son ellos?
Con este pensamiento iniciamos el recorrido y travesía para desmenuzar el clásico más importante del fútbol moderno en Colombia. Porque desde los años ochenta, cuando los dineros del narcotráfico permearon la pelota sagrada, mucho se valieron de dichos esfuerzos para ganar estrellas y títulos.
Iniciamos con un análisis de la hinchada millonaria: sin duda la mayor del país (¿alguna pregunta?), la que más aguante tiene y la que mejora, partido tras partido, los trapos, las banderas, los rollos y el humo. Más de cincuenta extintores, si contamos mal, fueron los encargados de recibir al más veces campeón de nuestro fútbol. Nos comportamos a la altura: siempre cantando, siempre alentando, siempre demostrando por qué somos los que llevamos más gente a la cancha sin necesidad del famoso “gancho” o “pague uno, entran dos”. Sin duda, los Comandos Azules y la gente de oriental se siguen luciendo en cada partido, en cada clásico. Se nota, de otra parte, el odio visceral que se le tiene a dicho equipo: insultos van, insultos vienen y así es normal un partido de alta peligrosidad y tensión: porque es el partido de la Capital contra la provincia El Club Deportivo Los Millonarios sigue demostrando por qué tiene la mejor hinchada del país.
Por otra parte, ojalá los jugadores, en el campo de juego, tuvieran la misma calificación. Se notó muchísimo la falta de un jugador por zona derecha, como Rafa Robayo, para fuera al ataque y sea más incisivo. Aún así, y con algo de nervios, la mayoría de jugadores tuvieron un gran rendimiento y no se puede escapar lo siguiente: el gran momento por el que atraviesa Mauricio Casierra, quien ha sido convocado para Selección Colombia; Iván Hurtado, el “capo” de la defensa, pasó a mitad de cancha con una gran valentía y mucho sacrificio; Miguel Rojas tuvo su mejor partido en Millonarios pero los centros que envió no fueron los más precisos; Gerardo Bedoya, a pesar de la expulsión (presionada por el “Aristi ese”) estuvo de buena forma física y mostró el gran liderazgo esperado en este tipo de partidos (lástima que tiró la cinta de Capitán, pero con esa expulsión cómo no…); el debutante Denilson tuvo varias muestras de calidad, pero el tiempo, y tal vez la altura, le jugaron una mala pasada: salió reemplazado por Ervin González, quien tuvo varias pelotas diagonales que no salieron de buena forma; Milton Rodríguez no hizo el gol (arrastra una sal de Selección…) pero tuvo un cabezazo atajado por Eduardo Blandón increíble; Jonathan Estrada tuvo un primer tiempo envidiable, pero al segundo se apagó y dejó dudas; José Mera respondió a su posición y puede seguir como central; Luis Tejada no tuvo una buena noche y estuvo chocado, como el partido pasado, con nuestro goleador.
Un partido aparte se jugó Quintabani: no sólo por jugar ante su antiguo equipo, sino que de una forma muy respetuosa (a pesar que vimos que sus reclamos eran bastante airados) le hizo saber a los jueces de línea (sobre todo el de oriental) que estaba equivocado y que le pesaba pitar un partido. Hablando de árbitros: ¿porqué Wilmer Roldán, árbitro paisa, fue designado para el clásico capitalino y precisamente, por errores arbitrales, Millonarios pierde, y luego sigue el partido con los verdes estos? ¿Será que como declaró el presidente del Club, Juan Carlos López, hay manos oscuras para que el glorioso azul no sea campeón después de muchos años?
Mucha suspicacia para este partido, antes y después del él. Lo importante es que no se perdió ante ellos en el papel, pero este partido era el de ganar. Y no sólo porque era un regalo para la hinchada (señores verdes: no es el partido del año, como para ustedes), sino porque debemos salir de un bache futbolístico que en los resultados demuestra que contra equipos importantes no se ha ganado (de nueve puntos, sólo se rescató uno de local y dos perdidos) y a la hinchada eso preocupa. Aún así, Millonarios no juega mal, pero hace falta “el centavo para el peso”. El próximo partido, contra el América de Cali de visitante el Domingo próximo a las 5:30 por televisión cerrada, será el último examen de los clásicos. Un partido que se debe ganar porque ahora, en este momento, los puntos comienzan a escasear y es necesario tener la tranquilidad necesaria para estar dentro de los “Ocho de Colombia” a fin de año. No estarán ni Bedoya (por la expulsión completamente censurada desde este escrito), ni Robayo (dos fechas de suspensión…¿se justifica o tiene asidero?): ¿quiénes nos quedan? Tremendo rompecabezas para el profesor Quintabani.
Para reflexionar: a los jugadores escarlatas les adeudan varias quincenas, y hasta se les “pararon” en la raya a sus respectivos directivos por el dinero en cuestión, pero aún así han tenido resultados positivos y están, exactamente, a una victoria nuestra (tres puntos). A los jugadores de Millonarios se les paga cumplidamente, más allá de lo que cobren. Preguntamos: ¿será necesario jugar con hambre (física para que se despierte la moral) para demostrar resultados ante los directivos y su hinchada, que aguanta sequías de títulos? Valiosa cuestión…
¡A ganar ante los rojos de Cali!
¡Millonarios: sigues demostrando que tienes la mejor hinchada del país, la que más canta, la que más alienta, la de más trapos, la de más aguante!
¡Somos más, somos capitalinos, somos azules!