Millonarios solamente pudo empatar con el líder del torneo, en condición de local, y la hinchada empezó a estallar de forma masiva. Ya no bastó con jugar bien, tener opciones desde los 50 segundos de juego: ahora la responsabilidad se debe asumir desde el hecho de no hacer goles y que esa misma hinchada que ha apoyado empiece a desesperarse.
Como los últimos 4 partidos, Millonarios ha sido un equipo que propone, que tiene el dominio del balón por pasajes importantes, que le falta la capacidad de definición y que en palabras de Luis Augusto García “ya llegarán los goles”. Pero como nosotros no damos espera y queremos que Millonarios llegue al menos a los Ocho de Colombia, la mayoría empieza a insultar contra el técnico, los jugadores y los directivos. Si el Chiqui tiene un acierto importante es la confianza otorgada a los juveniles, la posible tabla de salvación económica y futbolística a largo plaza; fruto de esa confianza, de jugar con lo que tenemos en Inferiores, Omar Vázquez anotó la paridad del encuentro ya cuando todos estábamos desesperados (eso sí: transcurrieron más de 60 minutos de juego para inflar la red contraria). Es el premio del esfuerzo de un “chiquilín” querido por la hinchada y que dará de qué hablar en los próximos años. Ahora la mente está dispuesta en tres partidos: con Academia en Compensar el miércoles en la noche, con el Cúcuta de visitante (se debe ganar el partido para cuadrar, en algo, caja) y el super clásico del fútbol colombiano dentro de dos semanas con el verde de Medellín.
Como barra organizada no podemos pasar de agache las últimas medidas impuestas por la División Mayor del Fútbol colombiano, en cabeza del señor Ramón Jesurún. Hay un dicho que reza que “la ignorancia es atrevida” y ellos no son ajenos a su desconocimiento del fútbol; tratando de emular a los pares argentinos, respaldados por la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), en cabeza del zar Grondona, se ha dispuesto el no acompañamiento de hinchada visitante para todos los partidos que se disfruten en el territorio colombiano debido, según ellos, a los acontecimientos del fin de semana pasado en Armenia por parte de un sector de la hinchad verde. El asunto es que no se podrán portar banderas o elementos alusivos al equipo visitante, camisetas y demás elementos que sean representativos de los clubes. Más allá de la contrariedad de la medida, los pares argentinos lo han hecho al contrario: no se puede permitir el ingreso de hinchada visitante en las categorías de ascenso del torneo de dicho país (Nacional B y Metropolitana B) y los clubes de Primera División solo podrán acompañar en un número no superior a 2.000 personas (entre plateas y populares). La medida se aplicó al contrario en Colombia: lo hicieron para la Copa Mustang y no para la Primera B. Ahora: la Policía Nacional, quien resultó agredida en el Centenario no prestará más acompañamiento a las Barras y se les ha prohibido su desplazamiento; si quieren emular al modelo argentino, ¿por qué no se dan menos cantidad de entradas al visitante, aprendiendo que toda la hinchada, por una ley que todavía no está reglamentada, debe carnetizarse? No hay la visión para este tipo de argumentos en Colombia, desgraciadamente. Preguntamos: ¿qué pasará para los clásicos de la misma ciudad: se prohibirá el ingreso, no se podrá portar una camiseta ese mismo día o qué situación será la que prime en dicho caso? Las medidas se estudian, es cierto, pero no se tiene en cuenta al real implicado en el fútbol, en su folclore: al hincha.
Esa es nuestra triste y desgastante realidad.
Como los últimos 4 partidos, Millonarios ha sido un equipo que propone, que tiene el dominio del balón por pasajes importantes, que le falta la capacidad de definición y que en palabras de Luis Augusto García “ya llegarán los goles”. Pero como nosotros no damos espera y queremos que Millonarios llegue al menos a los Ocho de Colombia, la mayoría empieza a insultar contra el técnico, los jugadores y los directivos. Si el Chiqui tiene un acierto importante es la confianza otorgada a los juveniles, la posible tabla de salvación económica y futbolística a largo plaza; fruto de esa confianza, de jugar con lo que tenemos en Inferiores, Omar Vázquez anotó la paridad del encuentro ya cuando todos estábamos desesperados (eso sí: transcurrieron más de 60 minutos de juego para inflar la red contraria). Es el premio del esfuerzo de un “chiquilín” querido por la hinchada y que dará de qué hablar en los próximos años. Ahora la mente está dispuesta en tres partidos: con Academia en Compensar el miércoles en la noche, con el Cúcuta de visitante (se debe ganar el partido para cuadrar, en algo, caja) y el super clásico del fútbol colombiano dentro de dos semanas con el verde de Medellín.
Como barra organizada no podemos pasar de agache las últimas medidas impuestas por la División Mayor del Fútbol colombiano, en cabeza del señor Ramón Jesurún. Hay un dicho que reza que “la ignorancia es atrevida” y ellos no son ajenos a su desconocimiento del fútbol; tratando de emular a los pares argentinos, respaldados por la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), en cabeza del zar Grondona, se ha dispuesto el no acompañamiento de hinchada visitante para todos los partidos que se disfruten en el territorio colombiano debido, según ellos, a los acontecimientos del fin de semana pasado en Armenia por parte de un sector de la hinchad verde. El asunto es que no se podrán portar banderas o elementos alusivos al equipo visitante, camisetas y demás elementos que sean representativos de los clubes. Más allá de la contrariedad de la medida, los pares argentinos lo han hecho al contrario: no se puede permitir el ingreso de hinchada visitante en las categorías de ascenso del torneo de dicho país (Nacional B y Metropolitana B) y los clubes de Primera División solo podrán acompañar en un número no superior a 2.000 personas (entre plateas y populares). La medida se aplicó al contrario en Colombia: lo hicieron para la Copa Mustang y no para la Primera B. Ahora: la Policía Nacional, quien resultó agredida en el Centenario no prestará más acompañamiento a las Barras y se les ha prohibido su desplazamiento; si quieren emular al modelo argentino, ¿por qué no se dan menos cantidad de entradas al visitante, aprendiendo que toda la hinchada, por una ley que todavía no está reglamentada, debe carnetizarse? No hay la visión para este tipo de argumentos en Colombia, desgraciadamente. Preguntamos: ¿qué pasará para los clásicos de la misma ciudad: se prohibirá el ingreso, no se podrá portar una camiseta ese mismo día o qué situación será la que prime en dicho caso? Las medidas se estudian, es cierto, pero no se tiene en cuenta al real implicado en el fútbol, en su folclore: al hincha.
Esa es nuestra triste y desgastante realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario