martes, 18 de agosto de 2009

UN CLÁSICO... EMPATE

Ante más de 38.000 asistentes al Nemesio Camacho, y con poca representación de la hinchada visitante, Millonarios empató una vez más con el rival más enconado que tiene el equipo capitalino. Opciones de parte y parte, donde se mostró calidad técnica, donde una vez mas fuimos superiores al equipo verde.

Los hinchas que acompañaron a Millonarios el sábado anterior mostraron, y seguirán demostrando, que son los más fieles del país; que la grandeza no se improvisa y que en cuanto a fiesta somos los que mandamos la parada en cuanto a organización y logística para este tipo de eventos. Todos colaboraron con los rollos, con extintores, trapos y demás; así, el Campín se vistió de gala para todos los albiazules que llegaron en masa y desde tempranas horas a copar las tribunas. Debemos decir también que la logística del Club Deportivo Los Millonarios no estuvo a la altura del encuentro: hubo muchas trabas de algunas personas que manejan radios, se creen “los dueños del estadio” y no colaboraron como es debido con el caso, por ejemplo, de los extintores.

En el plano deportivo cabe resaltar que Millonarios tienes chispazos: arranca bien los primeros diez minutos y luego, por arte de magia, se descuaderna, pierde el estilo y le permite al visitante, cualquiera, que pueda manejar el balón. Uno de los artífices de este marcador y de la ventaja del verde de Medellín fue un jugador que se sale del conducto regular: Giovanni Moreno, con un soberbio remate, colgó a Oscar Córdoba para darle la ventaja en el primer tiempo; luego de este, y del dominio del visitante, el equipo verde se replegó, manejó los tiempo con su arquero (que mereció una amarilla al menos por pérdida deliberada de tiempo) y los jugadores de ellos empezaron a tirarse al piso para seguir quemando tiempo. Así se acabó el primer tiempo: entre tristeza y desazón por un gol que fue de otro mundo.

Al inicio del segundo tiempo, se vio que el visitante se quedaba sin su jugador más importante y de ese mismo repliegue por no tener el control del balón, Millonarios de la mano de Omar Vásquez y Ricardo Ciciliano, quien tuvo dos remates exigentes en la primera parte, tomó conciencia que este partido no se podía perder. Así como el visitante tenía el balón, a su vez lo perdía; en una falta que sale desde el costado derecho, llega la paridad para el millonario: León Darío Muñoz, quien ingresaba apenas hace cinco minutos, patea el balón al piso y baña al arquero. La alegría fue inmensa para el empate: obviamente todo el mundo lo celebró con el amigo del lado y se le cantó al visitante. Pero aún así, terminado el encuentro, no dejó de ser un clásico empate. Así Millonarios haya propuesto durante 50 minutos, el segundo gol nunca llegó por más que se insistió y así todo el mundo se retiró del estadio con caras largas por no ganar el partido más esperado del año y más en condición de local.

Millonarios juega bien, tiene dos baluartes jóvenes (Vásquez y Franco, quienes estuvieron inmensos) con mezcla de veteranos importantes. Falta algo: goles. Esos goles que se desperdician por falta de definición o por simple azar son los que no deben faltar en un partido de semejante talla y esperamos dejar de sufrir por esa ausencia tan importante. El próximo escollo será en Manizales ante el Once Caldas: de visitante tenemos buena calificación, pero falta ganar de local. Un clásico… empate.

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