martes, 11 de agosto de 2009

GANANDO EN CÚCUTA... A GANAR EN BOGOTÁ!!!

Ganar en el estadio General Santander desde el año 1.991, así el rival estuviese en la segunda división por más de 11 años, fue motivo de alegría y júbilo por la buena presentación del equipo embajador. Millonarios, contra todos los pronósticos y contra el clima de la tarde de la ciudad cucuteña, supo aprovechar la ventaja que le dio un equipo local bien parado en todas sus líneas y que, desde el primer minuto, salió a buscar ante su gente la victoria.

Los primeros veinte minutos no fueron tan desastrosos como se quiere interpretar desde otros puntos de vista: los jugadores entendieron que era un partido de esperar, donde Oscar Córdoba empezó a emular sus mejores momentos en otras partes del mundo. Poco a poco, el juvenil Pedro Franco, con menos de 20 años, empezó a tener el dominio de la zaga albiazul y se fue ganando con el correr de los minutos la responsabilidad de defender los embates contrarios. En estos minutos, Millonarios esperó, fue inteligente y al ver que el 4-2-3-1 no le funcionaba, Luis Augusto García optó por el 4-4-1-1 y así fue imparable. Casi al acabarse la primera parte, Ricardo Ciciliano obtiene un balón por pérdida del rival, empieza la carrera y luego de tanto esperar con el mismo, le da el pase a Carmelo Valencia para que defina a un costado del portero motilón. Se ha reconciliado con el gol y era uno de los defectos que tenía el Millonario del “Chiqui”: no tener anotación de sus delanteros.

Millonarios, en los últimos cinco minutos de la parte inicial y durante otro tanto del segundo, siguió resistiendo embates y dolores de cabeza en la mitad del campo, donde Robayo y Bedoya fueron determinantes para que dichas opciones no se concretaran de parte de los dirigidos por el profesor Pinto, otrora técnico del Embajador. Así, con el pasar del tiempo, seguimos viendo por la televisión que Millonarios no carecía de orden y tampoco ideas, pero sí de definición. Se debe apuntar que por parte del cuadro local hubo una expulsión clarísima y que el árbitro también se comió otra contra Omar Vazquez en un soberbio y desmedido codazo. Así como intentaba el motilón, Millonarios no se quedó atrás y nunca se escondió. Por eso ganó el partido: porque nunca especuló, siempre fue al frente, ganó y es justo merecedor de los tres puntos que nos ubican a uno del segundo y a cinco del líder.

El partido que viene no es de poca monta: es el clásico del país, el clásico de la hinchada, el del morbo, el de la especulación, el que calientan los mismos jugadores, el partido del año. Será contra el verde de Medellín el sábado a las 6:00 de la tarde en el Nemesio Camacho; será un partido donde va a jugar la hinchada, la que alienta, la que odia, la que quiere ganar por orgullo, por motivación. Es el partido aparte, el partido que todo hincha quiere ganar como sea, con o sin polémica. Esperamos que la medida del no uso de las camisetas por parte del visitante sea revocada puesto que es más fácil ubicarlos en una tribuna y saber dónde están, que tener a uno o dos delincuentes al lado, sin camiseta y que puedan producir un desmán sin control. Aún así, con o sin medida, el hincha millonario, el promedio, irá al partido porque es con ellos; nosotros vamos porque siempre alentamos y este partido, como sea, hay que ganarlo.

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