jueves, 10 de abril de 2008

UNA DECISIÓN SIN PRECEDENTES E IMPROCEDENTE

Todos nosotros conocemos a Mario Vanemerack: es una persona temperamental, que no le da miedo alinear a sus jugadores bajo esquemas tácticos que generan controversia, que conoce a fondo la realidad de los directivos de Millonarios; sabemos, que por su fuerte naturaleza, las reacciones de él no son las más positivas y, como entrena a un equipo del cual todos están pendientes, en cualquier ciudad, es una responsabilidad mayor ser tener ese cargo.

Mario no había hablado con la prensa después de las columnas incendiarias de Gabriel Briceño y Gabriel Meluk, sub-director y director de Deportes del diario El Tiempo, después de los desmedidos ataques de Iván Mejía en el Pulso del Fútbol de Caracol... En fin: Mario no tiene y no tendrá cabeza y pelos en la lengua para soportarse a la prensa, que beneficia en cierta medida, pero así como te engrandece ayer, hoy te la cobra y te manda para el abismo.

Dijimos en este espacio que es imperativo que Mario se calme, que no arme “pataletas”, pero nunca esperamos la sanción que se supo anoche al término del partido por Copa Colombia. Es más que desmedida por una sencilla razón: en el programa El Alargue, de Caracol Radio, Mario finalmente habló con un medio de comunicación. Y rescatamos la posición de él:

Él no pateo la puerta por respuesta al rendimiento de equipo: llegó primero al camerino y al ver que la misma no abría, le dio una patada que fue la que suscitó este enfrentamiento y posterior decisión de la Comisión Disciplinaria de la Dimayor.

Mario no sólo tiene muchas cosas por decir, pero es cierto que el periodismo le hace mucho daño por dos razones: su forma temperamental y porque es un técnico – hincha, del cual está completamente orgulloso.

Entiende él que sus reacciones han sido desmedidas, pero eso es producido porque al ser hincha no siente presión sino necesidad de ganar un título para las tribunas que lo vieron a él campeón con el equipo de sus amores. Si eso es pecado, es probable que se condene.

Se ha truncado su posibilidad de trabajo y como lo expresó textualmente “le están mutilando, quitando, sus piernas, su trabajo”. A Mario lo seguiremos apoyando y partimos de un concepto básico: si a alguno lo van a condenar por algún motivo, es necesario que la persona sea escuchada en descargos en el tribunal pertinente. Mario aclaró que nadie de la Comisión Disciplinaria lo llamó para tal efecto y creemos que la sanción es improcedente porque no tuvo derecho a la defensa. Se citan artículos, leyes, textos y demás argumentos penales y disciplinarios que sólo los entendidos conocen. Pero si soy acusado, tengo derecho a la defensa y a ser escuchado. ¿En qué parará este capítulo? No lo sabemos, pero estamos seguros que alentaremos más y más, y rogamos que él sea escuchado.

¿Por qué a Mario lo multan con dinero y con estar tres meses fuera de su puesto, sin haber incitado a la violencia en el clásico capitalino, y sin escucharle en argumentos sólidos? ¿Acaso es menos grave lo que pasó en el clásico caleño donde Umaña arremete físicamente a Carreño, y sólo le dan fechas? ¿Acaso El Campín se vino abajo, o hubo violencia a la salida del estadio cuando eso pasó? ¿No recuerdan que en Cali se tumbaron mallas, ingresaron hinchas a la cancha y hubo al menos un centenar de heridos? ¿Es que anoche no vio la dichosa Comisión los desmanes en el clásico de la costa? Se hacen los de la vista gorda porque no les conviene y tienen una regla, un rasero tan perverso como ellos mismos.

Qué tristeza.

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